El otro día estuve en el evento de Startup Grind Madrid y salí con una sensación que hacía tiempo que no tenía. Motivación, ideas nuevas, ganas de construir más… y un punto de vértigo del bueno, del que te recuerda que emprender es un viaje que nunca se estabiliza del todo.
Lo que más me gusta de estos eventos no es hablar de Pilatus. Es conocer a gente que quiere emprender, que busca una idea, un consejo o simplemente ver qué hay otros pasando por lo mismo. Hace ocho años era yo el que estaba en esa situación, entrando en cualquier evento gratuito que pillara para ver si alguien decía algo que me ayudara a entender por dónde tirar.
Madrid tiene una comunidad de emprendimiento increíble. Y muchas veces no nos damos ni cuenta. Gente compartiendo aprendizajes reales, contándose los baches sin filtro, ayudándose sin pedir nada a cambio. Eso es lo que encontré el otro día.
Startup Grind, aunque quizá aquí aún suene cómo algo nuevo, es una de las comunidades de emprendimiento más potentes de Estados Unidos. Nació en Silicon Valley y está llegando con mucha fuerza a Europa.
Me hizo especial ilusión que varias personas se acercaran después de la charla para decirme que mi historia les había ayudado o inspirado. A veces, cuando estás metido en tu día a día, olvidamos que nuestras decisiones y nuestros tropiezos pueden servirle a alguien que está empezando.
Ojalá más espacios así. Ojalá más conversaciones reales. Ojalá más gente con ganas de construir.
Madrid está en un momento increíble.






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